LA TIERRA DE GRACIA
Si Margarita es todo un viaje, Sucre es un lugar de hermosos contrastes. Tierra y agua, dulce y salada. Con un solo golpe de vista y caminar otros tantos pasos, es posible trasladarse de la montaña a la playa abierta y franca. Pero es mejor empezar por el principio. Encandilado por la belleza que contemplaban sus ojos, el Almirante Colón llamó, a lo que es hoy el Estado Sucre ,“Tierra de Gracia” y la describió en todos sus detalles en una carta a los Reyes Católicos, en cuya conclusión establece que: “mas yo muy asentado tengo en mi ánima que allí donde dije, en Tierra de Gracia, se halla el Paraíso Terrenal”.
Aunque más preocupado por las perlas y el oro que vio colgando de los atavíos de los Caribe, Colón recurre a las teorías bíblicas para explicar tanta maravilla de agua, tierra y riqueza que no cabía en sus ojos. ¿Científico, Colón? Lo demás, ya es historia conocida.
Sucre forma parte de tierra firme adornada con una inmensa cúpula peninsular llamada Paria. Tiene 700kmts de playas. Hasta allí llegaron todas las embarcaciones que desde Europa traían los conquistadores y los traficantes de esclavos financiados por la Reina, quién sabe en pago de qué, puesto que España debía una vela a cada Santo. Gente de Cabo Verde, Guinea, Angola, Benguela, Senegal, Sierra Leona, Gambia y muchos otros lugares de Africa fueron cazados en su tierra y desembarcados en las costas venezolanas (como en muchas otras del Caribe y tierra firme) para sustituir a la mermada mano de obra indígena que tuvo que huir tierra adentro para salvar lo poco que les dejó tanta ferocidad, criminal explotación y usura.
Ya ocupada Margarita , las costas orientales fueron invadidas, pero no fue sino muchos años después cuando pudieron establecer alguna población en estas tierras, dada la férrea lucha que les dieron Cumanagotos, Guayqueríes, Chaimas, Chacopatas, Pariagotos, quienes sólo cedieron ante la superioridad de las armas. Apenas Jácome Castellón y Gonzalo de Ocampo habían tratado de construir un fuerte en el Río Manzanares, fracasaron en su intento, puesto que fueron dos veces derribados por las rebeliones indígenas. Fueron los llamados conquistadores “espirituales” , los frailes franciscanos quienes iniciaron esta dura tarea hacia 1515. Finalmente, en 1569 se renombró la ciudad y se bautizó como Cumaná, que significa “tierra de mar y río”, en lengua nativa.
LA TIERRA QUE CANTA:
Pero, volviendo donde comenzamos, en Sucre es posible encontrar todo cuanto es posible. Cumaná, su capital, es conocida como la Primogénita del Continente. Su gente amplia, abierta, amable, cálida. Crisol de mestizajes, indios, blancos, afrodescendientes conviven en pueblos apacibles y trabajadores. Pesca, cultivos, salina, café, cacao, tabaco, caña. A eso huele Sucre, a mar, a sal, a caña de azúcar, a sueños lejanos, azules. La música es la muestra más fehaciente del mestizaje cultural, los velorios de cruz, con sus décimas, las fulías, punto de llanto, malagueñas, joropo oriental o golpe estribillo, se acompañan con cuatro, mandolina, bandola, cuereta (un acordeón pequeño), maracas, guitarra y caja (tambor cuadrado de origen africano). Todo ello varía de acuerdo con las regiones del estado. Con la fulía, se ofrenda, con el galerón se canta a la divinidad, con el estribillo se improvisa la temática libre. El velorio de cruz es un canto agrario, campesino, que celebra la llegada de las lluvias y la renovación de la naturaleza. Se realiza en el mes de mayo.
Va un fragmento de galerón en décimas:
El 3 de Mayo es el día
De la Santísima Cruz
Le santificó Jesús
Luego que en ella moría
Esa es la que guía
En el nombre del Señor
Aunque soy un pecador
Reconozco su grandeza
Nos da la naturaleza
Aire, aroma y esplendor.
Mayo es el mes del amor
Mayo es el mes de las flores
Mayo es el mes de los amores
Mayo es el mes de entonar
En mayo salgo a cantar
Mis décimas con amor
Y como buen trovador
Mayo nos trae como encanto
Aire, aroma y esplendor.
LOS HÉROES Y POETAS:
Así como por el Estado Sucre comenzó el aprovisionamiento explotador de la conquista en Venezuela, también sus apacibles pueblos han dado hombres y mujeres que son orgullo de la ciencia, el intelecto y la valentía. Comenzando por Antonio José de Sucre, el Mariscal de Ayacucho, nombrado así porque terminó con esa batalla la hegemonía del reino español sobre Sudamérica. También José Francisco Bermúdez, apodado “pueblo” por el cariño de su gente dada su lucha a favor de la independencia.
Perucho Cova, su máximo exponente en el joropo oriental (golpe-estribillo), nacido en Campoma y cultor de la cuereta o acordeón.
Berta Vargas, la madre de la muñecas de trapo, negras, negritas, como ella, campesinas, lindas, con las que llenó los caminos de su pueblo, cerezal y todos los caminos de Sucre. Berta y sus muñecas, son las fundadoras de todo un pueblo de talentosos artesanos.
Entre los poetas están José Antonio Ramos Sucre, quien escribió poesía en prosa con una elegancia y un lenguaje insuperable. El poeta del pueblo, Andrés Eloy Blanco, y el poeta del dolor, Cruz Salmerón Acosta, abatido por la lepra y muerto a muy temprana edad.
Hay mucho más en Sucre, es mucho más que una Tierra de Gracia, como la llamó la codicia de Cristóbal. Es la casa desde la que el sol madruga; es el calor provinciano de la brisa, con sus alas de paloma extendidas, escribiendo el aire de azul, la que disfruta la paciencia de las olas, la que cabe entera por los ojos y se queda allí, para siempre, llenándonos de su profunda sencillez, como estos versos que les dejo aquí, de Luis Mariano Rivera, el poeta más humilde que conocí:
¡Qué hermosa es la vida
cuando se mira a través de estos cristales!
Dan ganas de irse tras sus hilos invisibles.
Ser lirio, ser espuma,
ser fragancia o ser amor.
Marilin
RAMOS SUCRE:
PRELUDIO
Yo quisiera estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras.
Entonces me habrán abandonado los recuerdos: ahora huyen y vuelven con el ritmo de infatigables olas y son lobos aullantes en la noche que cubre el desierto de nieve.
El movimiento, signo molesto de la realidad, respeta mi fantástico asilo; mas yo lo habré escalado del brazo con la muerte. Ella es una blanca Beatriz, y, de pies sobre el creciente de la luna, visitará la mar de mis dolores. Bajo su hechizo reposaré eternamente y no lamentaré más la ofendida belleza ni el imposible amor.
ANDRÉS ELOY BLANCO:
Regreso al mar
Siempre es el mar donde mejor se quiere,
fue siempre el mar donde mejor te quise;
al amor, como al mar, no hay quien lo alise
ni al mar , como al amor, quien lo modere.
No hay quien como la mar familiarice
ni quien como la ola persevere,
ni el que más diga en lo que vive y muere
nos dice más de lo que el mar nos dice.
Vamos de nuevo al mar; quiero encontrarte
la hora más azul para besarte
y el lugar más allá para quererte,
donde el agua es al par agua y abismo,
en la alta mar, en donde el aire mismo
se da un aire al amor y otro a la muerte.
LA HILANDERA
Dijo el hombre a la Hilandera:
a la puerta de su casa:
—Hilandera, estoy cansado,
dejé la piel en las zarzas,
tengo sangradas las manos,
tengo sangradas las plantas,
en cada piedra caliente
dejé un retazo del alma,
tengo hambre, tengo fiebre,
tengo sed..., la vida es mala...
y contestó la Hilandera:
—Pasa.
Dijo el hombre a la Hilandera
en el patio de su casa:
—Hilandera estoy cansado,
tengo sed, la vida es mala;
ya no me queda una senda
donde no encuentre una zarza.
Hila una venda, Hilandera,
hila una venda tan larga
que no te quede más lino;
ponme la venda en la cara,
cúbreme tanto los ojos
que ya no pueda ver nada,
que no se vea en la noche
ni un rayo de vida mala.
Y contestó la Hilandera:
—Aguarda.
Hiló tanto la Hilandera
que las manos le sangraban.
Y se pintaba de sangre
la larga venda que hilaba.
Ya no le quedó más lino
y la venda roja y blanca
puso en los ojos del hombre,
que ya no pudo ver nada...
Pero, después de unos días,
el hombre le preguntaba:
—¿Dónde te fuiste, Hilandera,
que ni siquiera me hablas?
¿Qué hacías en estos días,
qué hacías y dónde estabas?
Y contestó la Hilandera:
—Hilaba.
Y un día vio la Hilandera
que el hombre ciego lloraba;
ya estaba la espesa venda
atravesada de lágrimas,
una gota cristalina
de cada ojo manaba.
Y el hombre dijo:
—Hilandera,
¡te estoy mirando a la cara!
¡Qué bien se ve todo el mundo
por el cristal de las lágrimas!
Los caminos están frescos,
los campos verdes de agua;
hay un iris en las cosas,
que me las llena de gracia.
La vida es buena, Hilandera,
la vida no tiene zarzas;
¡quítame la larga venda
que me pusiste en la cara!
Y ella le quitó la venda
y la Hilandera lloraba
y se estuvieron mirando
por el cristal de las lágrimas
y el amor, entre sus ojos,
hilaba...
CRUZ SALMERÓN ACOSTA:
AZUL
Azul de aquella cumbre tan lejana
hacia la cual mi pensamiento vuela,
bajo la paz azul de la mañana,
¡color que tantas cosas me revela!
Azul que del azul cielo emana,
y azul de este gran mar que me consuela,
mientras diviso en él la ilusión vana
de la visión del ala de una vela.
Azul de los paisajes abrileños,
triste azul de los líricos ensueños,
que no calman los intimos hastíos.
Sólo me angustias cuando sufro antojos
de besar el azul de aquellos ojos
que nunca más contemplarán los míos.
ESTADO SUCRE: CON NOMBRE DE HÉROE
Temas Musicales:
Hernán Marín - Estribillo y Tambora
María Rodríguez - La Oración del Tabaco
Serenata Guayanesa - Golpe Estribillo
ME ENCANTÓ TODO LO DE SUCRE!!!!! TIERRA DE SUEÑOS, MI TIERRA ADOPTADA!!!!! MIS RECUERDOS Y MIS MOMENTOS FELICES....ESTÁN EN SUCRE!!!!!!
Publicado por: Maria Rosa Rondon | 02/23/2011 en 08:46 p.m.