WARAO, PUEBLO DE AGUA Y MORICHE:
El Orinoco quebranta su fascinante discurrir de silencios cuando la tierra fragmenta sus espacios para apaciguar, por instantes, su impaciencia, su ruidosa agitación ante el inevitable tributo que rinde al Océano. La luz tiñe de plata sus múltiples brazos de pulpo cósmico, hasta que se van desdibujando entre el vientre salado del mar. 360 Kmts de costa deltana, 42.000 kmts2 de territorio selvático, pantanos, lagunas, islas, agua, mucha agua, interminablemente agua. 60 caños, 40 ríos y 36000 metros cúbicos de agua por segundo endulzan constantemente la insaciable avidez de la boca marina. Sobre esos brazos se deslizan las wajibakas, las curiaras de los hijos del agua, los Warao, a los que el agua no engaña aunque parezca que se devuelve o pisa al revés, como hace Canaima para espantar a los enemigos del indio. Mangle rojo y moriche para construir el janoko; maíz, cacao, yuca, ocumo, plátano, piña, palmito, yuruma y otra vez moriche para alimentar el cuerpo. Moriche para la indumentaria, moriche para el techo, moriche para el arte, moriche para todo, porque es el árbol que les proveyeron los Dioses para la subsistencia. Es el Arbol de la Vida.
Ellos, los Dioses, crearon allí, donde sus pies tocaron fondo, allí, vaciaron la tinaja, de sus manos libres se delizaron las estrellas y les dieron a los Warao el agua por casa, desde donde ven pasar, abundante, la vida. Bebiendo ejota, comiendo kimi de ojidu. Ellos saben que los Dioses dejaron todo escrito en los ojos del Warao, ellos son la historia viva de este mundo.
Marilin.
ORINOCO
Orinoco, déjame en tus márgenes
de aquella hora sin hora:
déjame como entonces ir desnudo,
entrar en tus tinieblas bautismales.
Orinoco de agua escarlata,
déjame hundir las manos que regresan
a tu maternidad, a tu transcurso,
río de razas, patria de raíces,
tu ancho rumor, tu lámina salvaje
viene de donde vengo, de las pobres
y altivas soledades, de un secreto
como una sangre, de una silenciosa
madre de arcilla.
Pablo Neruda - Canto General
Temas Musicales:
Flauta de Pan - Orinoco
Canto Barimá
Vytas Brenner - Guacamaya
Morella Muñoz - Cantos Indígenas
Vytas Brenner - Danza con Pájaros
Toque de flauta Warao
JOKOYAKORE
NARUAE
ANAYAKORE
YAROTE
("marchó en la madrugada, al anochecer regresará")
Canción warao
Solía pasar como fantasma o perro
desnudo entre la noche
Sin más olor de vida que sus ojos
No sabíamos nada Temblábamos
en medio de las sombras
Nunca supimos qué dolor callaba
ni qué abyecta impiedad condescendía
a permitirle ser como el adobe
como la soga
como los guijarros
Hasta que apareció en nuestros papeles
con su tambor de guerra su tocado
de plumas su linaje
orgulloso su macana
Y de allí se metió en nosotros mismos
y fue nosotros mismos
y no fantasma o perro de la noche
y no más pesadumbre
y no más barro triste
sino nosotros mismos
nosotros mismos en nosotros mismos.
Fuente: http://www.bibliotecayacucho.gob.ve/fba/index.php?id=97&backPID=91&tt_products=287
Gustavo Pereira - Costado Indio.
COSMOGONÍA WARAO:
Así dicen y así cuentan los Warao:
Un joven Warao, muy diestro con la flecha, disparó a un ave, pero erró la puntería y la flecha fue a parar a las orillas del río. Por ese entonces, los Warao vivían en el cielo, no conocían la tierra. Salió al lugar donde observó que había caído, sin embargo, no logró encontrarla por ninguna parte. Un poco desesperanzado, advirtió una pequeña abertura y comenzó a cavar hasta atravesar el fondo del cielo. A través del hueco, observó la tierra, buscó las cabuyas de su chinchorro y por ellas bajó hasta el suelo. Había yuca, moriche, báquiros, aves, peces y mucha agua. Buscó en vano su flecha y subió de nuevo para informar a familiares y amigos de su hallazgo. Entonces los Warao decidieron bajar a la tierra porque donde estaban no abundaba la comida. Prepararon sus chinchorros y organizaron la mudanza. Muchos lo hicieron sin dificultad. Pero aún faltaban muchos, entre ellos, los ancianos y los Wisidatu, es decir, los sacerdotes, los sabios. Una mujer embarazada intentó bajar pero quedó atascada en el hueco, ante lo cual pisaron fuertemente para ampliar el hueco o para empujarla hacia abajo, pero todo esfuerzo resultó inútil. La mujer sólo pudo liberar una de sus piernas, que quedó colgando del Kuay Nabaida. Allí, su muslo, pierna y pie se convirtieron en estrellas. Por las noches, se pueden mirar siete estrellas alumbrando los morichales y el agua de los caños. Son las estrellas de la Osa Mayor. Mientras tanto, los que estaban en la tierra, hicieron supremos esfuerzos por bajar a los de arriba y éstos echaban lazos para subir a los que habían bajado. Cada vez que lanzaban el lazo, se llevaban a alguno y lo desaparecían. Los Wisidatu son los dueños de la vida y de la muerte, por eso, los de la tierra querían traerlos. Los de arriba, sí enlazaron a mucha gente y se la llevaban.
Esa es la causa de la muerte. Cuando muere un Warao, dicen que los de arriba lo enlazaron.
EL SOL:
En un principio, la gente vivía en la obscuridad y sólo se alumbraba con la candela de los maderos. No existía el día ni la noche.
La muchacha tomó el buen camino y tras mucho caminar llegó a la casa del dueño de la luz. Le dijo al joven que ella venía a conocerlo, a estar con él y a obtener la luz para su padre. El dueño de la luz le contestó que la esperaba y ahora que había llegado, vivirían juntos. Con mucho cuidado abrió su torotoro (pequeña maleta tejida con junco, de forma rectangular y tapadera doble, forrada con hojas de junco para hacerla impermeable) y la luz iluminó sus brazos y sus dientes blancos y el pelo y los ojos negros de la muchacha. Así, ella descubrió la luz y su dueño, después de mostrársela, la guardó.
Cuando se supo entre los pueblos del delta del Orinoco que una familia tenía la luz, los warao comenzaron a venir en sus curiaras a conocerla. Tantas y tantas curiaras con más y más gente llegaron, que el palafito ya no podía soportar el peso de tanta gente maravillada con la luz; nadie se marchaba porque la vida era más agradable en la claridad. Y fue que el padre no pudo soportar tanta gente dentro y fuera de su casa que de un fuerte manotazo rompió la caja y la lanzó al cielo. El cuerpo de la luz voló hacia el Este y el torotoro hacia el Oeste. De la luz se hizo el sol y de la caja que la guardaba surgió la luna. |
De un lado quedó el sol y del otro la luna, pero marchaban muy rápido porque todavía llevaban el impulso que los había lanzado al cielo, los días y las noches eran cortísimos. Entonces el padre le pidió a su hija menor un morrocoy pequeño y cuando el sol estuvo sobre su cabeza se lo lanzó diciéndole que era un regalo y que lo esperara. Desde ese momento, el sol se puso a esperar al morrocoy. Así, al amanecer, el sol iba poco a poco, al mismo paso del morrocoy.
Fuente: http://encontrarte.aporrea.org/creadores/warime/4/a8047.html
¡Hi, Jarod! Thanks a lot. You're always welcome to this page. I am glad that you liked it. Regards.
Publicado por: Marilin | 05/17/2010 en 08:38 p.m.
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Publicado por: Jarod Sutton | 05/17/2010 en 09:41 a.m.
En efecto, es uno de los pueblos originarios que permanece apegado a sus costumbres ancestrales y el río ha sido su mejor defensa. Son muy extensas sus distancias y difíciles de transitar sus caminos. Esperemos que la depredación no los alcance. Es una etnia endogámica y difícilmente se mezclan con los "criollos". Su hábitat ha sido protegido y declarado patrimonio natural. Me complace mucho que haya sido de tu agrado el post. Hay mucho más qué decir. Espero poder completarlo. Muchas gracias y un gran abrazo.
Publicado por: Marilin | 02/11/2010 en 12:27 a.m.
Perfecto post sobre la vida del Orinoco, sobre los origenes de los palafitos, pueblos originales creados sobre el agua en el delta de este gran rio, ojala se conserve asi mucho tiempo, aunque lo dudo porque tarde o temprano la explotacion petrolera de sus grandes reservas comenzara.
Publicado por: Las Grandes Orquestas | 02/04/2010 en 09:39 p.m.